jueves, 30 de septiembre de 2010

356

Aterra la calma, y lo que sigue no trae palabra alguna
solo el agua que repite las luces más allá del vidrio.
Los hombres se ahogan con cristales
rotos de sus propias
no dichas simulaciones
El paso del mundo es la puerta
donde poco a poco
la muerte les entra por los parpados;
hasta desgajarse como una fruta
consumida en el húmedo sopor
de un cuarto.
Desde adentro 
mirar es lo de siempre
No nos toca el agua.

A/e/ros