miércoles, 3 de octubre de 2007

POEMA ENCONTRADO EN LA TUMBA


Alguna vez, al discurrir los siglos
igual que el viento a la liviana tierra,
la mísera memoria de los hombres
se acercará hasta aquí. Vendrán a verme
y ofenderán mis huesos y mi sombra
las espectrales manos de la Historia.

Yo, el Xucuyoc, ordeno para entonces:
Dejadme en paz. Yo he sido un hombre
igual a todos, como todos, vano;

Buscadme en el ancestro de mi pueblo,
en la raíz de un grito de pelea,
en los espasmos del placer o el odio,
en el temblor final de la mirada
de un hombre de mi raza. Allí estoy yo.
Este gastado polvo es nadie y nada;
en el futuro se erguirá de nuevo
pero no seré yo. Yo ya estoy muerto.
Mi eternidad es esta piedra rota.

Jorge Calvetti

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